RIEGO: es fundamental para las orquídeas y debería ser una rutina diaria, la buena salud de nuestras orquídeas depende de cómo lo hagamos. Lo primero en ésta rutina es pulverizar las hojas de nuestras orquídeas diariamente ya que la humedad es fundamental para ellas, pulverizar siempre por la mañana y en primavera y verano cuando haga mucho calor otra vez al caer la tarde, algo que es fundamental para mantener la humedad de nuestro invernadero.
Cuándo en verano haga mucho calor lo mejor es mojar el suelo por la mañana, al mediodía y al atardecer así mantendremos la humedad y también bajará la temperatura del invernadero. En invierno no necesitaremos de tanta humedad y por ello reduciremos el riego y sobre todo no mojaremos las plantas con tanta frecuencia debido al descenso de la temperatura y por tanto la humedad será más elevada.
También es de suma importancia la ventilación ya que la mayoría de las orquídeas en su estado natural se crían en las ramas de los árboles donde la ventilación es constante. Para imitar su estado natural nosotros lo haremos con ventiladores conectados a un temporizador, ésto es para evitar enfermedades tales como los temibles hongos y demás. Ésto parece complicado si carecemos de tiempo, pero lo podemos hacer con ayuda de aspersores conectados a un grifo y un temporizador, el cuál podremos programar, según nos convenga.
En la mayoría de nuestras orquídeas el período de descanso lo hacen en invierno y es el momento de reducir el riego y la humedad, hay orquídeas que requieren una suspensión casi total del riego y en otras con sólo una reducción del 50/% es suficiente, por eso es muy difícil el dar pautas generales del riego de las orquídeas, y siempre nos irá bien si aplicamos el sentido común y sobretodo el buscar información de la especie de orquídea que tenemos.
Cuándo en verano haga mucho calor lo mejor es mojar el suelo por la mañana, al mediodía y al atardecer así mantendremos la humedad y también bajará la temperatura del invernadero. En invierno no necesitaremos de tanta humedad y por ello reduciremos el riego y sobre todo no mojaremos las plantas con tanta frecuencia debido al descenso de la temperatura y por tanto la humedad será más elevada.
También es de suma importancia la ventilación ya que la mayoría de las orquídeas en su estado natural se crían en las ramas de los árboles donde la ventilación es constante. Para imitar su estado natural nosotros lo haremos con ventiladores conectados a un temporizador, ésto es para evitar enfermedades tales como los temibles hongos y demás. Ésto parece complicado si carecemos de tiempo, pero lo podemos hacer con ayuda de aspersores conectados a un grifo y un temporizador, el cuál podremos programar, según nos convenga.
En la mayoría de nuestras orquídeas el período de descanso lo hacen en invierno y es el momento de reducir el riego y la humedad, hay orquídeas que requieren una suspensión casi total del riego y en otras con sólo una reducción del 50/% es suficiente, por eso es muy difícil el dar pautas generales del riego de las orquídeas, y siempre nos irá bien si aplicamos el sentido común y sobretodo el buscar información de la especie de orquídea que tenemos.
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